MANUSCRITO KEWAN (1714-1720)
FORMA EN LA QUE SE DA LA PALABRA
DE MASÓN
La persona que debe recibir la
palabra está de rodillas, y después de un cierto número de gestos
destinados a asustarle, le hacen tomar la Biblia y poner su mano
derecha encima; invocan ante él muchas amenazas por si acaso
rompiera su juramento. El sol en el firmamento y toda la compañía
presente darán testimonio contra él, lo que será la causa de su
condena, por la cual no dejarán de asesinarle. Es entonces,
después de que haya jurado secreto, cuando le dan el juramento
como sigue:
Por Dios mismo, y a la espera de
que rindáis cuentas a Dios cuando os encontréis desnudo ante Él en
el gran día del juicio, no revelareis nada de lo que vais a ver u
oír hoy, ni de palabra ni por escrito, cuando sea, ni trazareis
con la punta de una espada o de otro instrumento sobre la nieve, o
sobre la arena, y no hablareis excepto con alguien que haya sido
recibido masón... ¡Que Dios venga en mi ayuda!.
Después de que haya prestado este
juramento, es alejado de la compañía con el último masón recibido,
y una vez se le ha asustado suficientemente haciendo mil gestos y
melindres, el segundo masón le enseña la manera de hacer en lo que
concierne a los signos y las posturas, que son como sigue. Yo
vengo aquí, yo, el más joven, el último aprendiz que ha sido
recibido, pues lo he jurado por Dios y por san Juan, por la
escuadra y por el compás, y por el juez universal, a asistir a mis
maestros en el servicio a la honorable logia desde el lunes por la
mañana hasta el sábado por la noche, para guardar las llaves, so
pena de que se me corte la lengua por debajo del mentón, y de ser
sepultado en un torrente, allí donde nadie lo sepa.
Entonces hace de nuevo el signo,
que consiste en trazar con la mano una línea bajo el mentón
atravesando la garganta, para significar que ésta le será cortada
en el caso de que rompiera su promesa. Después todos los masones
presentes murmuran la palabra entre ellos, comenzando de manera
que finalmente le llegue al maestro masón, quien le da la palabra
al último aprendiz recibido.
Hay de señalar ahora que todos los
signos y palabras, como aquellos de los que en otro lugar se
habla, pertenecen no solamente a los aprendices recibidos, sino
también al maestro masón o a los compañeros de oficio. En primer
lugar, todos los aprendices deben ser alejados de la compañía, y
nadie será invitado a quedarse excepto los maestros. Entonces,
aquel que va a ser recibido como miembro de la compañía debe
ponerse de nuevo de rodillas, y pronunciar otra vez el juramento
que se le ha dado, después de lo cual debe salir de la compañía
con el maestro más joven a fin de aprender la palabra y los signos
del compañerismo; entra después nuevamente, hace al maestro los
signos del compañerismo, y dice las mismas palabras que a su
entrada, omitiendo esta vez el juicio universal. Luego los
maestros murmuran la palabra entre ellos comenzando por el más
joven, como antes. Tras esto, el masón más joven avanza y se pone
él mismo en la postura en la que debe el otro recibir la palabra,
y dice a todos: La honorable compañía, los respetables masones y
la honorable compañía de la que vengo os saludan bien, os saludan
bien, os saludan bien.
Algunas de las preguntas que los
masones acostumbran a hacer a aquellos que declaran poseer la
palabra de masón, con objeto de reconocerles:
- ¿Sois masón?
- Responded: Sí, ciertamente, lo
soy.
- ¿Cómo debo entender esta
respuesta?
(La comprenderéis) en el tiempo y
lugar oportunos (nota: esta respuesta no debe darse más que cuando
estéis en sociedad y no haya masones presentes; pero si no hay
mucha gente allí donde estéis, podéis responder con los signos y
los demás puntos de vuestra recepción).
- ¿Cuál es el primer punto de
vuestra recepción?
Respuesta: dadme el primero y yo
os daré el segundo. El primero es oír y callar. El segundo, bajo
pena de trazar una línea con la mano derecha desde la oreja
izquierda a la oreja derecha, para cortaros la garganta.
- ¿Dónde habéis sido recibido?
Respuesta: En una logia honorable.
- ¿Qué es lo que hace a una logia
justa y perfecta?
Respuesta: 7 maestros, 5
aprendices, a un día de marcha de una población, de manera que no
pueda oírse ni el ladrido de un perro ni el canto del gallo.
- ¿Nada más hace a una logia justa
y perfecta?
Respuesta: 4 maestros, 3
aprendices recibidos y el resto tal como ya he dicho.
- ¿No hay nada más?
Respuesta: Cuantos más hay, mayor
es la alegría, y cuantos menos, mejor es la carne.
- ¿Cuál es el nombre de vuestra
logia?
Respuesta: La logia de Kilwinning.
- ¿Cómo está orientada vuestra
logia?
Respuesta: Este-oeste, como el
templo de Jerusalén.
- ¿Dónde estuvo la primera logia?
Respuesta: En el atrio del templo
de Salomón.
- ¿Hay luces en vuestra logia?
Respuesta: Tres, al nor-este, al
sud-oeste y en el paso del este. La primera indica el maestro
masón, la segunda la palabra, la tercera el compañero de oficio.
- ¿Hay joyas en vuestra logia?
Respuesta: Tres, una piedra bruta,
una piedra cúbica y un gran óvalo.
- ¿Dónde podría hallarse la llave
de vuestra logia?
Respuesta: A tres pies y medio de
la puerta de la logia, bajo una piedra bruta...
- ¿Qué entendéis por una piedra
bruta...?
Respuesta: Quiero decir no
solamente bajo una piedra bruta, sino también bajo el pliegue de
mi hígado, allí donde yacen todos los secretos de mi corazón.
- ¿Cuál es la llave de vuestra
logia?
Respuesta: Una lengua bien puesta.
- ¿Dónde está esa llave?
Respuesta: En la caja de hueso.
Una vez que los masones os hayan
examinado por medio de todas o de una parte de estas preguntas, y
de que hayáis respondido con exactitud, os reconocerán como
aprendiz. Pero no como maestro ni como compañero del oficio.
De modo que os dirán: Vemos que
habéis entrado en la cocina, pero ignoramos si habéis entrado en
la sala.
Respuesta: He entrado tanto en la
sala como en la cocina.
- ¿Sois compañero del oficio?
Respuesta: Sí.
- ¿Cuántos puntos hay en el
compañerismo?
Respuesta: 5, a saber: pie contra
pie, rodilla contra rodilla, torso contra torso, mano contra mano,
y oreja contra oreja, lo cual constituye los signos del
compañerismo: dadme las manos, y os daréis cuenta de que soy un
verdadero masón.
La palabra está en I Reyes, 7, 21,
y en II Crónicas, 3, en el último versículo. Todo el versículo,
pero en particular las palabras Jakin y Boaz.
El texto fue publicado por Harry Carr, The Early Masonic
catechism, Kila (MT), Kessinger Publishing Company, 1963, p.
183. también en edición bilingüe ingles-francés por Philippe
Langlet, Textes fondateurs de la franc-maçonnerie, Paris,
2006, pp. 142-151.
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